¿Es lo que esperabas? ¿Ese era tu cometido? ¿Lograste algo? Muchas preguntas y una sola respuesta: "No lo sé". Lo que sé, es que he dejado en bandeja de plata esa puerta de escape, que se puede utilizar a su antojo ... ahora con motivos. Donde si se tienen claras las cosas, cambien. ¿Perder o ganar? Ambas opciones son válidas... ambas dolorosas y a la vez permiten una libertad y felicidad. Veinte y cuatro horas, donde se deciden actuaciones, sentimientos, posibilidades, donde todo se vuelva imperceptible. Un rayo de luz se cuela exhalado entre mis suspiros que se pierden en la soledad y oscuridad, dando paso a esa pequeña y remota probabilidad, que la marea sea a mi favor. El castillo, construido en medio del mar, comienza a ceder en sus cimientos, lo anegan aguas convulsas que buscan arrasar toda oportunidad de poder escapar de una pleamar que invoca desolación.