Capítulo 1
Luego de tanto tiempo sin escribir, las palabras no vienen a mi
mente, pareciera que ese pasado también desaparece, así como todas las
costumbres de mi vida, ya que no hago nada igual, es algo que se ha guardado en
un baúl y está enterrado entre polvo y desdenes; es como si ese “yo” solo es
una sombra de esta nueva generación.
¿Me gusta esa idea? La respuesta es tan sencilla, demasiado
sencilla, que mejor es no escribirla.
La inspiración, mi sensación de seguridad, mi valentía, mi
sensibilidad y un sin fin de cosas más, me han querido abandonar y he me aquí
perdida en una caja de cristal pudiendo ver en el horizonte la dirección
correcta, que me tortura pues la veo pero no la alcanzo, dicen que todo pasa,
pero me pregunto ¿me pasa todo?
Mi caja de cristal es cómoda, eso no se discute, no falta nada,
las cosas básicas y necesarias se encuentran en ella; pero si me detengo a
pensar un poco quizás lo que falta es “mi ilusión” esa que se perdió en lo
alto, antes de estar aquí, algo que no quiso viajar conmigo, que no quiso
perderse en este mundo, algo que tal ves se quedó con mi hijo al que abandoné
hace mucho, ese hijo que me dio todo y yo le fallé al final, lo que dejé de
lado de mis decisiones importantes y cuando lo quise retomar no fue mucho el
tiempo para compensárselo, ese hijo que extraño mucho y más cuando mis ojos se
nublan, una soga aprieta mi cuello y mi corazón pierde trozos.
¿Hijo de mi corazón, si tu no me hubieras dejado el rumbo que
tenía mi vida sería diferente? Creo que mucho, por que las cosas se
hubieran sentido y pensado o pensado y sentido?
Hijo, sé que donde estés me has perdonado por lo que te hice dame
señales claras para comprender mi vida, para saber que debo hacer para
recuperar todo lo que perdido, todo eso que se alejó de mi ser dejándome vacía,
a pesar del exterior, ayúdame mi niño guapo, te lo pido por favor, estoy
desolada.
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