Y siguió adelante

Salió tras ella, alcanzándola la tomó del brazo para detenerla.

- No me dices nada?

- Qué quieres que diga? ... sólo sé feliz, ya que yo no pude hacerlo. Le acarició la cara y dejó en sus labios un último beso.

Se alejó cabizbaja, como tardes atrás lo hacía, pero esta vez, su corazón estaba roto ... otra vez.

Pasaron varias tardes, sin intentar salir, para evitar que sus pasos le llevaran de nuevo por caminos que le partían el alma.

Se dedicó a trabajar y continuar con ese libro que nunca encontraba momento para comenzar a escribir.

A estas alturas, tenía material de sobra, para lanzarse a la aventura de escribirlo.

Las  hojas del calendario, pasaban sin parar, su mundo se había reducido a su trabajo y a escribir.

Era noviembre, esa noche sería la presentación de su libro, estaba nerviosa, quería que todo saliera bien y poder transmitir lo que significaba.

Un espacio para treinta personas,  poco a poco fueron ocupando sus asientos, a punto de empezar, la última persona en entrar , era él.

- Tú por aqui? dijo casi balbuceando.

- Me enteré por casualidad y no quería dejar de asistir ... Estás hermosa.

- Gracias! hablamos luego, empezamos ya.

Se sentó frente a los asistentes más nerviosa que antes, tras la presentación pertinente,  leyó el prólogo  y fue comenetando cada pregunta que le hacían, sus ojos se paseaban por la sala, pero siempre terminaba en la mirada de él.

Duró una media hora, tras ella un pequeño ágape, todos fueron bajando a la cafetería.

Ella deambulada agradeciendo a todos por su asistencia.

Él recostado en la barra, le miraba encandilado, ella se acercó.

- Me dejas darte un abrazo, dijo él.

- Claro ...

Unos segundos, donde un deja vú, la hizo estremecerse.

- Has estado magnífica, además de hermosa, se te veía muy relajada.

- Eres muy amable, cuéntame sigues con esa vida de un sitio a otro sin descanso?

- Si, ya sabes, que ya no cambiaré.

- Lo sé, es innato en tí.

- Te veo muy bien.

- Lo estoy, he conseguido algo que perseguía y eso me llena de satisfacción.

- Podemos quedar luego, para hablar más relajados?

- Tienes el mismo número? Te llamaré, hoy imposible, pero si quiero ponerme al día contigo, tras tantos meses sin saber de tí.

- Ok, te dejo, debo entrar a trabajar en una hora, me ha dado gusto verte. Sigues igual de bella.

Le dió un beso en la mejilla y salió del salón.

Ahora, ella sabía, que su prueba había sido superada. 

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